Ha estado tan sólo 5 meses entre nuestra familia rociera, dejando una importante huella en los corazones de los que no lo conocían, y un malísimo sabor de boca por su pérdida para los que ya lo conocíamos de antes.
No ha sido justa su pérdida pues no es fácil encontrar sacerdotes rocieros por estas tierras, ya que la lejanía existente entre las marismas almonteñas y nuestra ciudad, dificulta mucho el entendimiento de porqué somos rocieros. Pero si la Santísima Virgen del Rocío ha decidido llevárselo junto a ella, en esas marismas eternas del cielo, será porque así estaba escrito.
D.E.P. Rvdo. D. Pedro.
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