El único motivo por el que no procesionamos fue porque en la misma entrada de la puerta de Santiago (puerta lateral de la S.A.I. Catedral) la vara que sujeta el Simpecado, más exactamente donde tiene la rosca que divide la vara en dos, se rompió por donde está la soldadura de la barra interior, lo que imposibilitaba el poder llevarlo a mano.
Se notificó en ese mismo momento a D. Javier Alcalá, como responsable de la procesión, de lo sucedido, y se decidió que así no se podía procesionar, pues entrañaba un peligro para el Simpecado.
De lo que yo, D. Alejandro José Baena Regalado, como Hermano Mayor, doy fe.